This day is not a happy day. But it's the day. (Again my pills. The biggest pill)
Pasaron los días y mi mirada sigue atenta al mismo punto.
Un cofre, un cristal, tu mirada congelada. No se cuantas hojas cayeron desde la ultima primavera en que pude reír, mucho menos sentí el calor, todo esto es un invierno permanente.
Muchas veces soñé que podía estar en la puerta y al voltear a mirar, estarías bajando por las escaleras. Tal vez recogerías la falda de un hermoso y largo vestido.
Descenderías con el cabello adornado por hermosos pétalos de rosas que resguardaban tu rostro. Te imaginé radiante y sonriente, lista para tomarte de la mano. Estaría temblando en la puerta pues te veías hermosa y sabía que un día o un año, no me importaba lo que fuera, seria poco mientras estabas a mi lado. Pero hoy solo veo mi reflejo, y estrello mis palmas contra el cristal de lo que parece una mentira, de lo que no me deja tocarte.
Intento mirar todo lo que esta a mi lado.
Cuando logro apartar de mi mente tantas cosas que cargo en mi largo lastre, lo que veo no es muy halagador.
Muchas velas adornan un salón inmenso. Su luz es tenue y parecen no consumirse nunca. Un sol y una luna son testigos fríos y silenciosos en lo alto del gran salón. El pasillo es gigante y yo estoy parado en la mitad. Un gran mural se cubre con un óleo gigantesco en el que esta tu rostro. Es la risa más hermosa que yo pueda volver a ver en mi vida. Obtenida de la mejor escena que le hayas podido dejar a mi memoria. Al otro lado el jodido cristal, y mi reflejo abatido se deja caer. Se desploma y yace junto a la peor de las infamias.
Quisiera intentar no oír nada, pero los rumores se agudizan en mi cabeza y no tengo mas remedio que dejarme someter. Todo cuando escucho termina por redondear la paliza diaria. No hay clemencia el día de hoy.
De nada servirá implorar por un poco de paz en mi mente, en mi cuerpo. Todo cuanto veo me castiga, lo que oigo me destruye y tarde o temprano esto que siento terminar matándome si el día no se acaba rápido.
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¿Cómo puedes estar mirándome? ¿Cómo puedes saber de mí? ¿Cómo diablos puedo sentir tu mano en mi rostro? Soy yo el que esta vivo. ¿Cómo me castigas de esta manera? ¿Cómo haces para permanecer?
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Difícilmente puedo levantarme y conservarme en pie.
Apoyo mis manos fuertemente sobre este inmenso cristal.
No tengo miedo de romperlo pues jamás pasara.
Es lo que nos separa y no se romperá.
Te veo con el rostro palidecido y las manos entrecruzadas.
Los ojos dormidos y los labios como queriendo dejar escapar alguna palabra.
Estas acostada y así reposas eternamente.
Tu vestido y los pétalos del rostro permanecen inertes, como tu cuerpo. Es la vista que tengo. No puedo hacer nada pues nada me es permitido.
Solo tengo un cristal irrompible para mirarte y cargar todos los días la pesadumbre de verte inmóvil y ajena.
No lo hice yo y tampoco lo pude evitar.
Tampoco me dejaste sacarte de ese estado.
Nada pude hacer y esa es mi condena.
A veces pasa que días como hoy creo que el cristal se rompe. Creo que abres los ojos y tu mirada penetra en mi carne hasta sacarme todo el mal que hay en mí.
Días como hoy, son un suplicio y una tortura, pues inmóvil e inerte, te conservas mientras yo me pudro.
Solo puedo respirar contra este maldito vidrio y darme cuenta que mi aliento se condensa en la pared.
Estoy vivo.
Pero cuando me veo enviando un beso a través de este cochino cristal ciertamente lo dudo.
Días como hoy lo pienso, lo digo en mi mente y no lo pronuncio. No es un día feliz para mí. Pero igual es el día.